Hoy, la Iglesia encara una crisis moral dentro de sus propias filas. Su fracaso en cuanto a tomar una posición fuerte contra la maldad (aun en medio de ella), y su tendencia a estar más preocupada por lo que es conveniente que por lo que es correcto, ha privado a la Iglesia de poder y honradez bíblica [...] Sería difícil mostrar otra área de la vida cristiana que esté más generalmente descuidada por la Iglesia evangélica moderna que la disciplina eclesiástica.
Escribiendo con estas convicciones Daniel Wray responde a las tres principales cuestiones que implica la disciplina de la Iglesia. ¿Por qué practicarla? ¿Cómo debe administrarse? ¿Quiénes deberían ser disciplinados? Él es consciente de las dificultades que algunos cristianos tienen en esta área, y considera de maneras muy prácticas las respuestas que ofrece la Escritura a las cuestiones más comunes que suscita este asunto.