Cuando el apóstol Pablo escribió "la paga del pecado es muerte" (Romanos 6:23) nos planteó algo así como un enigma. Porque, de hecho, un hombre no muere (en el sentido ordinario de la palabra morir) tan pronto como peca, ni siquiera luego - cuando acaece la muerte - es dable reconocer la conexión que existe con su pecado. Podemos decir, desde luego, que se trata de la muerte espiritual, pero ¿Qué hemos de entender por ese término? En vista de tales incertidumbres puede ser de utilidad el hacer un nuevo examen de la enseñanza del Nuevo Testamento sobre el tema de la muerte.