J.C. Ryle es conocido principalmente por sus escritos claros y vivos acerca de asuntos espirituales y particularmente por su destacada serie de “Meditaciones sobre los Evangelios”. Su gran propósito en todo su ministerio fue fomentar una vida cristiana comprometida y seria. Pero Ryle no era ingenuo en su idea de cómo alcanzarlo. Reconocía que, como pastor del rebaño de Dios, tenía la responsabilidad de proteger a las ovejas de Cristo y de advertirlas de los peligros que acecharan. Esto es lo que hace en “Advertencias a las iglesias”, tratando asuntos siempre vigentes como en los capítulos “Sin falsificar la Palabra”, “Temores apostólicos” y “La falibilidad de los ministros”
La doctrina y la conducta de la Iglesia están en constante peligro de corromperse apartándose de su carácter original dado por Dios. En vista de esto, Ryle se ve obligado a hacer serias advertencias, por muy controvertido que esto pueda resultar. Como él mismo dice: “Hay ocasiones en que la controversia (…) es (…) un beneficio. Prefiero la gran tormenta a la epidemia de malaria. Esta avanza en la oscuridad y nos envenena en silencio (…). Aquella asusta y atemoriza durante un tiempo. Pero pronto pasa y limpia el aire (p. 104).
Los escritos de Ryle siempre vienen marcados por fuertes convicciones y claridad de expresión. En ningún lugar es esto más evidente que en las conferencias y artículos reunidos en “Advertencias a las iglesias”.