A sus seis años, Ludwig estaba sentado a la mesa con su Biblia abierta, leyendo y orando, cuando de pronto un destacamento de soldados suecos irrumpió en el interior del castillo. Ludwig levantó la vista, vio a los soldados, y volvió a su oración y su lectura bíblica. Los soldados se detuvieron y dijeron que no podían saquear aquel lugar custodiado por Dios.
Excepcionalmente maduro, desde muy temprana edad, el conde Nicolaus Ludwig von Zinzendorf no siguió el curso dictado por su nacimiento en noble cuna, sino que obedeció el llamado de Dios hasta el punto de ser desterrado de su nativa Sajonia.
El conde acogió en su propiedad a los cristianos moravos perseguidos y lanzó el movimiento misionero moderno. Partiendo de Herrnhut con destino a África, América y Rusia, los creyentes de la Iglesia Morava plantaron semillas que aún siguen dando fruto (1700-1760).