Este relato comienza con el descubrimiento en las cuevas de Qumrán, cerca del mar Muerto, de un enigmático rollo de cobre. Se trata de un extraordinario documento preservado durante siglos que contiene una lista de lugares, donde se ubican distintos tesoros que para algunos pueden ser los utensilios del templo judío destruido por los romanos. En cualquier caso, si has leído El enigma de la lápida, solo puedo decirte que la emoción va en aumento. El grupo de jóvenes investigadores que protagonizaron la primera parte se ha graduado, ya no son tan ingenuos, aunque conservan la valentía, curiosidad, sentido del humor, ingenio y desparpajo que nos cautivó en la entrega anterior.
No es de extrañar el éxito cosechado por Miguel Ángel en su primer libro, no solo entre jóvenes, porque se dan todos los elementos que se repiten ahora para cautivar a cualquier lector: un buen guión, unos personajes creíbles y entrañables, y un inmejorable entorno en un marco de permanente misterio. Sin embargo, lo más importante está por venir, la puerta abierta para que el lector dé un paso más allá, y siga descubriendo las maravillas que la Biblia contiene; sus páginas nunca defraudarán a quienes gastan todas sus energías en encontrarlas. David Vergara
