En los últimos años hemos sido testigos de grandes cambios sociales y culturales en Occidente, cambios originados por la búsqueda continua del hombre de un fundamento. Ayer había esperanza en la razón, la fe y la ciencia. Hoy existe el desaliento, la muerte de las ideas y los valores, el surgimiento de la verdad relativa y el individualismo. Esta nueva manera de pensar que difiere de las ideas tradicionales y estilos de vida que llamábamos ayer modernidad, hoy se denomina postmodernidad. Tanto ayer como hoy, el evangelio es la respuesta a esa búsqueda del hombre. Como cristianos, estamos llamados a conocer y ser sensibles a esa necesidad del hombre para saber cómo darle una respuesta y esperanza.