Los reformadores y puritanos creían que la forma en que adoramos es tan importante como la forma en que somos salvos. Enseñaban esto porque entendían —quizá mejor que todos los cristianos que han vivido— que la forma en que adoramos, en gran medida, determina al Dios al que adoramos. Es por esto que la adoración bíblica siempre es una respuesta de los redimidos a la iniciativa de Dios de darse a conocer. Si adoramos conforme a nuestra imaginación y tradiciones, adoramos, al menos en cierto grado, a un Dios de nuestra propia imaginación; pero si adoramos conforme a la propia instrucción de Dios, adoramos al Dios que es, al único Dios verdadero.
Páginas: 98
Dimensiones: 13,5 x 20,8 x 0,7 cms
ISBN: 9789930531563