"Cuando el apóstol Pablo escribió su epístola a Tito con respecto a sus deberes como ministro, mencionó a los jóvenes como una clase que requería una atención especial. Tras hablar de los ancianos y ancianas, añade su lacónico consejo: ‘Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes’ (Tito 2:6). Voy a seguir el consejo del Apóstol. Me propongo ofrecer algunas palabras de exhortación amistosa a los jóvenes.
Yo mismo estoy envejeciendo, pero hay pocas cosas que guarde tan bien en la memoria como los días de mi juventud. Recuerdo claramente los gozos y las penas, las esperanzas y los temores, las tentaciones y las dificultades, los juicios equivocados y las inclinaciones inapropiadas, los errores y las aspiraciones que rodean y acompañan a la vida de un joven. Me sentiré muy agradecido solo con que consiga decir algo que mantenga a un joven en el camino correcto y le proteja de los errores y pecados que pueden estropear su provenir tanto en el tiempo como en la eternidad".
J.C. Ryle