Dice la autora: La benignidad es hermosa, no únicamente para recibirla, sino especialmente para darla. ¿Está la enseñanza de la bondad escrita en su corazón? ¿Practica usted la bondad a cualquier precio? ¿Recuerda la parábola del Buen Samaritano, la maravillosa historia del extranjero menospreciado que ayudó a la víctima de asalto que quedó casi muerta? Jesús concluyó con estas palabras: "Ve, y haz tú lo mismo".
"Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa" (Mateo 10:42)
¡Qué generoso de parte del Señor mencionar una acción tan insignificante: "un vaso de agua fría solamente"! Puedo hacerlo, no importa que sea pobre; puedo hacerlo, no importa mi salario bajo; puedo hacerlo con alegría. Esto que parece tan poco, el Señor lo nota; ve cuando se ha hecho para el más pequeño de Sus seguidores. Evidentemente no es el costo, ni la habilidad, ni la cantidad lo que Él mira, sino los motivos: aquello que hacemos para un discípulo porque es un discípulo, su Señor observa y recompensa. No nos galardona por el mérito de lo que hacemos, sino conforme a las riquezas de Su gracia. Charles Spurgeon.