En este escrito somos animados, confrontados, edificados, reprendidos y exhortados a persistir y ser perseverantes en la carrera que tenemos por delante, y a nunca desmayar en este llamado que nos hizo Dios. Es una idea errónea la que considera que una vez cristianos podemos acostarnos en un lecho y dormir con toda tranquilidad sin preocuparnos de nada, pero la vida cristiana es una vida de trabajo y servicio, es una vida de lucha y confrontaciones, etc.
Por lo tanto, ¿tienes a algún hermano o ministro que se halla en desánimo en la obra y vida espiritual? ¿Te encuentras a ti mismo decaído por las lujurias que te asedian, los reproches por ser cristiano, los sufrimientos que experimentas en este mundo, por la dificultad de ser creyente en este mundo malo? Sin duda alguna este es un pequeño escrito que puedes leer y regalar a alguien más.