¿Alguna vez te has sentido cautivado por una visión interior, algo que sabes que tienes que hacer, pero nadie te toma en serio? Gladys Aylward conocía esa sensación. Cuando era adolescente, leyó un artículo sobre China que cambió su vida. No podía dejar de pensar en los millones de personas en ese país lejano que no conocían todavía el amor de Dios. Ella sabía que tenía que hablarles de ello.
Joven e ingenua, pero confiando en Dios para que la guiara, la señorita Gladys Aylward dejó su casa en Inglaterra sin ningún apoyo económico, y con menos de $10 en el bolsillo, se embarcó rumbo a China.
Con la guerra Chino-Japonesa Librándose a su alrededor, ella luchó para que los niños huérfanos tuvieran las necesidades básicas de la vida y disfrutarán de la plenitud de Dios. Ayudaba a los presos y era amiga tanto del gran Mandarín, como de los más desvalidos. Una y otra vez, Dios triunfo sobre situaciones imposibles, y atrajo a la gente a Él.
Este libro narra la historia de cómo Dios utilizó a esta humilde mujer para amar y rescatar a los despreciados e indefensos. Ella sabia que para Dios, ¡todas las cosas son posibles!