La doctrina de la Soberanía de Dios no es un mero dogma metafísico sin ningún valor práctico, sino una enseñanza destinada a influir poderosamente en el carácter cristiano y en el andar de cada día. La doctrina de la soberanía de Dios es básica dentro de la teología cristiana, y su importancia quizá solamente superada por aquella de la inspiración de las Escrituras.