Los versículos iniciales del más conocido de todos los sermones de Cristo fueron tratados por muchos de los puritanos, ya que las Bienaventuranzas daban rienda suelta a la combinación de sana doctrina, sabiduría práctica y aplicación al corazón que caracterizaba su predicación. Además de estas características puritanas generales, Thomas Watson añadió algunas propias: maestro de un estilo breve y vigoroso y de una belleza de expresión, podía hablar no sólo para ganar la comprensión de los hombres, sino también para asegurar un lugar para la verdad en su memoria. Más que la mayoría de los de su generación, trató de seguir el ejemplo de la enseñanza de Cristo empleando todo tipo de material ilustrativo de la vida común, y con sencillez y encanto pronunció palabras difíciles de olvidar. Doscientos años después de la muerte de Thomas Watson, William Jay de Bath dijo que podía acudir a cualquiera de sus libros y «encontrarlo siempre fresco, agudo e instructivo».
Las Bienaventuranzas, publicada por primera vez en 1660, ha sido una de las obras más raras de Watson. En esta traducción se ha revisado por completo y sea acomodado al una lectura suave y fácil de leer.
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